martes, 17 de enero de 2012

Rock de pasillo en la Cuidad Captada

En cualquier momento vienen a bardiar esos puto, vas a ver... ¿Te acordá cuando íbamo a patiá ró a Cheers, ahí enfrente de la estación? ¿Y de El Almacén y la otra rockería? ¿Cómo era esa? ¡Elvis se llamaba! Esa estaba buena... Que manera de patiá con las tejana y lo jean blanco ajustado ¿No?”. El Japo sacó un paquete arrugado de Camel, prendió uno y se quedó mirando un punto perdido en el horizonte, como buscando algún recuerdo. “Le sacabamo viruta al piso, le sacabamo... ¡Cuchá, cuchá este tema Japoné...! Jhonny Rivers, Menfis, faaa, se me mueven sola las pata, loco... Este compilado lo compré en la feria el otro día, tá bastante bien, tiene Creedence, Dire Straits, Bonnie Tyler... ¡Pasame un trago que no es micrófono!” dijo Chelo y manoteó la cerveza. “Ponete algo de Omar Shané, o Los Dinos, bó...” dijo El Japo dándole otra pitada al pucho. “No seas hincha pelota Japoné... ¡Acá el disc jockey soy yo!” gritó Chelo y se acomodó la 22 en la cintura. “¡No te calenté Chubby Checker que no pasa nada! No te hagá el pistolero, boludo” le contestó Japo. “¡Coriiinaaaa!” gritó Chelo y escondió el arma entre unos escombros, ahí donde estaban sentados. “Ya van a venir...” suspiró. Al segundo, de la casilla salió una nena: “¿Que pasa?”. “Andá a la heladera y traé otra cerveza...” ordenó Chelo. Corina obedeció al instante, entregó la botella y se metió adentro a seguir viendo dibujitos. “No me pagaron... Pero me traje un cajón” comentó Chelo mientras intentaba destaparla con los dientes. El Japo se la arrebató, la destapó con el encendedor y le pegó un trago. “Yo te hago el aguante compadre, pero... ¿Y cómo fue que empezó el bondi?” preguntó. “Cuchá, Japoné... ¡Aiii guona nooou ifiú ever siii de reeein...! ¡Que temazo, Por Dió! ¿Cómo no les gusta Creedence? ¡Pendejos de mierda! Ya van a venir... Vas a ver...”. Chelo tomó un trago, puso de nuevo la 22 en su cintura y empezó a contar: “Era el quince de la Melany, la más chica de los Zapata, y le hicieron la fiesta ahí en la canchita del Clú, un asado, así algo simple, cuatro, cinco globo, un par de guirnalda y quince cajone de birra, uno por cada año se pagó Zapata, jaja... La cosa que parece que habían contratado un boludo que pone música, pero a último momento le dijo que no venía, entonce vino la madre desesperada a pedirme que pase música yo... Cien peso le dije y la verdá que a la Yolanda, con esas teta que tiene se lo hago grati...”. “¡Ja, yo le hago un par de pibes más...!” agregó El Japo. “Bueno, pará...” dijo Chelo. “Ya van a venir eso puto...”. Tomó otro trago y siguió el relato: “Entonce agarré el equipo, la compactera y los bafles y fui... Estaba lindo... Al principio puse unas cumbia santafesina, y despué largué con todo el ró y me puse a bailar con la cuñada de Zapata, un camión la mina esa... Estaba un amigo de Poca Vida, uno alto todo tatuado ¡Que no sabé cómo la descose el chabón! Pini, le dicen... Se patea todo... Hasta ahí veníamo fenómeno con la pista, meta ró y ró, Bill Haley, Jerry Lee Lewis, Nancy Sinatra, toda la música que pasa el gordo Locazale en el programa que tiene en FM Espacio...”. “Botas Locas” agregó El Japo y encendió otro cigarrillo. “Sí... ¡Que buena audición esa! Estabamo como queríamo, puro ró y birra, pero en eso, medio que se enculó la pibita, la Melany porque estaban los compañero del colegio y quería cambiar la música... ¡Pero yo paso esto! ¿Me entendé Japoné? Y ahí me cae un gil con un par de compac y me dice que deje, que pasa él... ¡Ni en pedo hermano! le digo... ¡Poné los Wachiturro! me grita la pendeja, entonce vino la Yolanda y medio que lo tuve que dejar al pibito que ponga esa mierda... ¡No sabé lo que es eso! Empezaron a moverse como si tuvieran epilesia, te juro por Dió, Japoné... Chingui-Chingi, Chingui-Chingui, con eso todo el rato y yo ya estaba medio en pedo y seguí tomando, una birra, dos birra... Habiá un gil, petiso, orejón, con el pelito rapado y un mechoncito teñido, medio puto parecía... Pero resulta que era el noviecito de la Melany... Estaban todos vestido iguale, pero a ese que me miraba medio torcido le agarré bronca. Se hacía el lindo el muy pelotudo. Y yo me tomé un par de birras más y estaba para entrarle a la Yolanda con eses teta que tiene, pero estaba Zapata en perro guardián... Y los borrego saltando con esa mierda. Hasta que me cansé y apagué el equipo y se me vinieron al humo como veinte guacho... Prendí de nuevo y puse Noa Noa de Juan Gabriel y me sale de la nada el petisito orejudo y me grita ¡¡¡Poné los Wachiturro!!! ¡Viejo choto! ¿Qué Wachiturro? ¡La reconcha de tu madre! le grité yo y le revolee la botella y entré a repartir mano para todo los wines. Enseguida se metió Zapata y quedó todo ahí... ¿Vo sabé que no me metieron ni una los pibito? Al petisito orejudo le saltó chocolate de la napia”. “¡Ta bién Compadre! ¡Por atrevido!” dijo El Japo, frotándose las manos. “Sí, pero parece que el guachito ése es el hijo del Concejal Avilés...” comentó Chelo con resignación. Reacomodó la 22 en su cintura y suspiró. “Ya van a venir... Vas a ver Japoné...”. Entró a buscar otra cerveza y subió el volumen del equipo. Sonaban bien fuerte los Dire Straits con Sultanes del Ritmo.

La foto es de María Paz Germán


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Una masa loco.

fotografia panoramica dijo...

me gusto para un slogan de cervezería "puro ró y birra"

fotografia panoramica dijo...

Una imagen que deja mucho que decir pero que muestra un arte callejero.

diseño web cali dijo...

Todo es arte y diario común también